La Glosofobia se define como el miedo para hablar en público. Y es que muchas personas aseguran sufrir trastornos del habla que sólo se presentan durante el discurso público; incluso algunos glosofóbicos pueden bailar, cantar o actuar; siempre y cuando no vean al público.

El síntoma más claro de quien sufre glosofobia es la expresión de ansiedad, pudiéndose agrupar en tres categorías: física, verbal y no verbal.

Ante el hecho de tener que hablar ante un grupo de personas, el sistema nervioso responde a la situación con una reacción de lucha o huída: aumento de la frecuencia cardíaca, aumento de la presión arterial, pupilas dilatadas, aumento de la sudoración, aumento de la ingesta de oxígeno, rigidez de cuello/parte superior de los músculos de la espalda y sequedad de boca.

En cuanto a los síntomas verbales, estos no se limitan sólo a una voz tensa, temblor de voz y la repetición de “Umms”, “Ahhs” o “Eeeehhhh”; también aparece una forma de expresión ansiosa durante el discurso, en el que la intensidad de la reacción de lucha o huída impide el desempeño eficaz de la comunicación.

¿Cuáles son las posibles causas de la glasofobia?

Puede que se haya sufrido algún incidente traumático, se tengan creencias formadas tempranamente en la vida, algunas de las cuales tienen que ver con hablar (ejemplo, “Lo que tengo que decir no es importante”) y algunas de las cuales tienen que ver con la competencia y el fracaso (por ejemplo, “voy a ser rechazado, no soy capaz”), piensa que todo debe ser perfecto o desea, a toda costa, obtener aprobación.

Pero, ¿qué es el miedo?

El miedo, según la neurolingüística, es una programación mental.
De hecho, la misma palabra bloquea aquel deseo interno de hacer o realizar algo que se quiere. La carga emocional positiva o negativa que la persona tiene, influye directamente en la desición de acción que el cuerpo debe realizar.
Quizás, no hace falta que seamos glosofóbicos para tener ciertas dificultades a la hora de hablar en público. Tenemos que admitirlo, lo normal es tener miedo; ponernos más nerviosos de lo normal.
Es ese segundo antes de entrar al auditorio, salón o escenario, ese momento en el que se siente el vacio en el estómago; cuando la sensación de miedo debemos transformarla en seguridad.
¿Cómo?
Toma aire, expúlsalo suavemente y cuando tengas que hablar, inhala con fuerza, dibuja una pequeña sonrisa en tu rostro, camina al centro del escenario (si entras por la derecha con el pie izquierdo y si entras por la izquierda con el pie derecho), no digas una sola palabra hasta que estés de pie frente al público y con el aire que has inhalado y di tu nombre completo.
Recuerda que la energía que estás desarrollando, ha de transformarse en acciones positivas que te ayudarán a sentirte cada vez más cómodo; proyectando hacia el público tranquilidad y seguridad.
A partir de aquí, sólo tendrás que aprender una serie de técnicas para controlar tu expresión corporal, verbal y no verbal ,; desdeluego, entrenar!
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