Cuando ponemos en marcha una idea, bien sea a través de una start-up o cualquier otro medio, entramos en un mundo de incertidumbre. En muchos casos, no sabemos dónde y cómo acabará nuestra iniciativa.

Diseña una Estrategia
Si creemos que nuestra idea puede funcionar, el siguiente paso será saber cuáles son las fases por las que debemos pasar, de forma que podremos estimar qué recursos (tanto materiales como humanos o tecnológicos) vamos a necesitar y, por tanto, qué capital será también necesario.

Así, el enfoque de la gestión de proyectos nos dice que, dependiendo de la complejidad, nivel de definición que dispongamos y los riesgos a los que nos enfrentemos, deberemos seleccionar el enfoque y la estrategia más adecuada en cada momento.

Básicamente, en estos momentos, podemos optar por dos opciones:

  • Metodologías tradicionales: que se basan en la identificación exhaustiva de requisitos de los diferentes afectados por el proyecto (stakeholders) y a partir de ellas, definir el producto del proyecto a desarrollar, descomponiéndolo en partes más pequeñas y manejables que se denominan entregables. De forma que la suma de todos los entregables, nos dará el producto final deseado. Exponente principal de este punto podríamos nombrar a PMI (Project Management Institute USA).
  • Metodologías ágiles: en entornos más inciertos, donde el cliente no “sabe” realmente cómo será el producto que necesita, se puede apostar por metodologías más flexibles, que opten por trabajar muy pegados al cliente, e ir adaptando el proyecto final a las necesidades que el cliente o los usuarios del producto final necesiten. El cambio es algo que se asume como intrínseco al proyecto. Métodos como SCRUM o KAMBAN, aplican esta filosofía.

Una Tercera Vía
En cualquier caso, nosotros pensamos que para conseguir los mejores resultados se pueden unir y mezclar los dos enfoques principales y usar lo que más nos interese de cada uno, de forma que se puedan aprovechar las bondades de ambos enfoques.

La clave la podemos encontrar en la reflexión previa  que se debe acometer en cada proyecto a la hora de determinar el modo más adecuado para saber elegir cómo hacerlo. En este punto es muy importante contar con la colaboración y/o asesoramiento de profesionales que dominen estas metodologías.

Las Fases por la que pasará mi Start-Up
Así, uno de los primeros pasos, como hemos dicho, que debes realizar para asegurar que puedes desarrollar tu idea, es establecer las fases. Incluso aunque no tengas muy claro qué vas a conseguir. El objetivo es intentar establecer unos objetivos e identificar qué vas a desarrollar y en cuanto tiempo. Hay que notar que no es tan importante no cumplir con los plazos y los costes establecidos, como es ir controlando (monitorizando), cómo se está desarrollando el trabajo dentro del proyecto, respecto a nuestro plan inicial.

Así, en cada una de nuestras fases, deberemos definir:

  • Nombre de la fase
  • Fecha incio/final y duración
  • Entregables a obtener al final de la fase y sus criterios de aceptación
  • Costo previsto
  • Recursos necesarios

Esto nos va a permitir ejercer de control sobre nuestro proyecto, lo que nos dará mayor seguridad y además lo podremos explicar mucho mejor lo que nos ayudará, sin duda, a poder integrar y enganchar a posibles inversores y/o Business Angels.

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Ángel Nájera Pérez
PMP Project Management Professional
PMI-RMP Risk Management Professinal
PRINCE2 Practitioner
Project Manager trainer & CEO Wolf Project
angelnajera@gmail.com
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www.wolfproject.es