Alguien dijo que el cerebro humano es un órgano maravilloso que empieza a funcionar en el momento nacemos y no para hasta que tenemos que levantarnos y dar un discurso.
Pongámonos en situación: tenemos que hablar delante de un grupo de personas más o menos amplio, el número da igual; sentimos que hay ojos que nos observan con atención, tenemos la boca seca y los nervios a flor de piel. No es para menos, somos el centro de atención. Y paradójicamente, nosotros no sabemos dónde enfocar la nuestra. Y este pánico escénico se refleja en nuestro lenguaje no verbal.
Hablar en público es competencia de tres factores determinantes:
- Lenguaje, que según Paul Eckman es solo un 7% de la totalidad de nuestra comunicación, dejando el 93% restante a la voz y al cuerpo.
- Emociones
- Cuerpo, siendo éste la parte menos valorada de la Comunicación.
En lugar de buscar fórmulas externas rápidas, podemos aprender a dirigirnos a nosotros mismos desde el equilibro de nuestra razón, nuestra emoción y una comunicación no verbal no disociada. Y esto se hace con el cuerpo, como lo usan los actores ante cientos de personas, llegando no sólo a comunicar, también a emocionar al público.
¿Qué trabajaremos en este taller?
Trabajaremos fórmulas que no nos hagan parecer artificiales en nuestras intervenciones en público, y lo haremos desde nuestra forma personal de comunicarnos.
Y, además de los puntos anteriores, aprenderemos a respirar tanto para controlar los nervios como la voz. También haremos algunos ejercicios de improvisación.
… porque hablar en público no sólo es un arte, es una necesidad en muchas de las áreas a lo largo de nuestra vida.
