Si eres coworker o trabajador autónomo, sabrás mejor que un trabajador por cuenta ajena lo que vale tu tiempo y que si no le pones precio estás perdido. Pero, a sabiendas que tu tiempo debe ser rentable, ¿eres capaz de sacarle el máximo partido?

time

Hace años se puso de moda el bodyshopping (http://es.wikipedia.org/wiki/Bodyshopping) y, si bien yo no fui pionero, sí que me tocó ser el primero en probar esto en la empresa para la que estaba trabajando.

Cuando llegué a las dependencias del cliente me encontré con un panorama desolador: la más absoluta desorganización, profunda desmotivación y la obligación de trabajar horas extra sin remuneración. Esto último me lo comunicaron de palabra al llegar allí porque no figuraba en ningún contrato. Apenas llevaban 2 meses de proyecto y ya estaban con el agua al cuello con los retrasos, ¿cómo era posible?

Yo soy de los que opina que calentar la silla de una oficina más allá de las horas necesarias no te hace mejor trabajador, pero sí puede hacerte peor amigo, pareja, compañero o padre. Y que conste que soy el primero que arrima el hombro, pero cuando la situación lo requiere y no por capricho o por ahorrar un puesto de trabajo.

Y así se lo comuniqué al gerente de mi empresa pero en términos que él entendiese: alguien quería hacerme trabajar gratis mientras él podría estar cobrando por ese trabajo extra o bien posicionar una persona más allí y facturar por ello. Irónicamente, la misma persona que antaño había insinuado que podría echar más horas “como fulanito o menganito” tardó 5 minutos en llamar al cliente para quejarse.

Volviendo al bodyshopping: aun así eché horas de más, muchas, sí, pero porque era incapaz de organizarme correctamente.

Si comparo mi forma de organizar mi trabajo por aquel entonces a cómo trabajo y me organizo actualmente encuentro una diferencia muy básica y muy importante: la distribución del tiempo. En aquel momento, además de ir corto de experiencia, las tareas a realizar me venían descritas de forma muy vaga, casi confusa. No me refiero a tareas mecánicas, me refiero a qué espera el cliente o cuál es el objetivo a alcanzar con dicha tarea teniendo en cuenta que no podía preguntar directamente al cliente y que esto me hacía invertir muchísimo tiempo en interpretar las vagas descripciones que me llegaban.

El proceso hasta llegar al objetivo es cosa mía y a más experiencia, más rápido daré con el mejor proceso o camino para alcanzar el objetivo. Así que tener claro qué hay que hacer es imprescindible para organizarse correctamente, tanto a nivel de proyecto como a nivel individual. Esto último parece muy trivial, pero por experiencia puedo decir que no es tan sencillo de entender o al menos de reflejarlo en la práctica.

Con tareas bien definidas tendremos más posibilidades de aplicar con éxito una técnica muy empleada en metodologías ágiles como SCRUM: timeboxing.

Esta técnica es muy sencilla y consiste en poner un tope de tiempo para alcanzar un objetivo o finalizar una tarea. Fácil, ¿verdad? Pero es imposible si las tareas u objetivos no están bien definidos, aquí está la base del timeboxing.

Usar timeboxing en un entorno ágil es muy fácil, ya que una de las bases de estos entornos para ser eficaces consiste en definir al detalle cualquier requisito, dejándolo todo bien descrito y atribuyendo parámetros como las condiciones de satisfacción, retorno de inversión, tiempo aproximado, prioridad absoluta y dificultad técnica.

Igual el concepto es sencillo, pero los requisitos son algo más enrevesados, así que ahí van algunas claves para encajar mejor nuestro tiempo:

A objetivos confusos, las preguntas que sean necesarias. Si el cliente o nuestro responsable no tiene las cosas claras es importante que note el impacto negativo de esa duda para que esté dispuesto tanto a aclararse él como a resolver cuestiones.

Lo perfecto es enemigo de lo bueno. Hay muchas formas de cerrar una tarea y no hacerlo todo perfecto no implica no acabar el trabajo, pero cabe recordar que entre perfecto e imperfecto hay muchísimo niveles y no tiene por qué descuidarse la calidad.

• Ten siempre presente la Ley de Parkinson (http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_Parkinson): el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine. Trabajar sin objetivos o sin tareas puede llevarnos a invertir un tiempo precioso en un trabajo que podríamos tener acabado.

Nadie nace sabiendo hacer estimaciones. Con el tiempo y la práctica se mejora notablemente la capacidad para estimar el tiempo necesario para una tarea siempre y cuando esté bien definida. También se adquiere la habilidad de identificar aquellos requisitos superfluos e innecesarios en los que no merece la pena invertir esfuerzo.

• Fuerza a tomar decisiones ya que el tiempo es limitado. De esta forma también se fomenta la creatividad a la hora de resolver problemas.

• Hay que estar abierto a imprevistos y evaluar hasta qué punto podemos completar un trabajo sin sobresaltos. Que se deba realizar una tarea en un tiempo determinado no quiere decir que se deba establecer el mínimo tiempo necesario para completar la tarea. Generalmente si dominamos todas las herramientas con las que trabajamos, tenemos claro lo que vamos a hacer y ya lo hemos hecho otras veces, tendremos claro el tiempo y apenas necesitaremos márgenes. De lo contrario es mejor no jugársela.

• Hay que evitar las interrupciones externas, ya que el tiempo del que disponemos está enfocado únicamente a nuestras tareas.

Priorizar es complicado, pero no imposible.

La técnica Pomodoro (http://www.pomodorotechnique.com/). Esta técnica es bastante fiable y aplica en gran medida la filosofía timeboxing. Llamada así por un reloj de cocina en forma de tomate (“pomodoro” en italiano) se basa en dedicar a las tareas de forma continuada los 25 minutos que, una vez puesto en marcha, tarda el reloj en dar aviso. Tras los 25 minutos anotamos una marca en una hoja de papel y nos tomamos un pequeño descanso. Y tras 4 intervalos el descanso que sea más largo.

En definitiva: ¡el tiempo es oro y hay que aprovecharlo al máximo!

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Gerardo Prieto

Coworker virtual de PBC, desarrollando en la actualidad su actividad profesional en Bélgica y con más de 10 años desarrollando proyectos en Internet para todo tipo de clientes; tiene una experiencia de más de 5 años trabajando con metodologías AGILE y 3 años trabajando con empresas ágiles.

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@gerarprieto