‘Fa vint anys que tinc vint anys’… o quizás no debería decir la edad que cumplo hoy, por aquello de ser mujer y tener que mantener el misterio… cierto es que no la he dicho y más cierto es que llegados hasta aquí, me da exactamente igual. Es más, me alegra el haber llegado hasta aquí.

… fa vint anys que tinc vint anys I encara tinc força I no tinc l’ànima morta I em sento bullir la sang…

Joan Manuel Serrat – Fa Vint Anys Que Tinc Vint Anys

Cuando escuchaba esta canción en el radiocasette de mis padres, me preguntaba qué pasaría cuando yo tuviera… no, en realidad no me preguntaba nada porque yo cuando era niña, pues eso, era una niña. Juagaba, veía los dibujos, iba al colegio y sólo pensaba en el presente; vamos, ni me planteaba qué era el presente. Por eso era una niña.

Lo siento, no pensaba en emprender, ni en programar, ni qué estudiar para ganar dinero… ¡así me va! Eso sí, mi niñez es mi monedita del alma como decía Machado o mi tesoro, como diría el otro.

Pero sí tenía sueños, uno para ser exactos. Ser actriz. ¡Qué le vamos a hacer! ‘Mamá quiero ser artista’ sólo que yo preferí vivir este deseo en silencio porque intuía que mucha gracia no le iba a hacer a mi madre, hasta que ya no pude ocultarlo y todos se dieron cuenta de que la niña era teatrera.

Jugaba a cantar y bailar, disfrazada con una funda de almohada de la cama de mis padres; cualquier cosa, tapones de botellas, pendientes, fichas de parchís… se convertían en bailarines de un musical en el que yo era la coreógrafa. Pero también jugaba con las muñecas, al fútbol, a tirar piedras en el ‘descampao’…

Jugaba… y todavía lo hago.

Pero he de decir que hace unos años dejé de jugar. A partir del año 2008, las cosas comenzaron a no pintar bien y el estrés económico y la angustia de la desaparición del trabajo, cortaron de cuajo las ganas de jugar.

Y a continuación… caída en un pozo oscuro. Las fases de la depresión son muchas y darían para otro artículo; sólo diré que la última etapa es la sensación de haberlo perdido todo… en el sentido más positivo que existe, una sensación de desnudez y reencuentro con la esencia, con la niña que jugaba.

Desnudez similar a la que un actor siente cuando actúa. Jugar, actuar; es lo mismo.

En estos años de luha por sobrevivir decidí que tenía que hacer más teatro, recibir más formación, acudir a talleres, asistir a espectáculos… “¡en plena crisis!” “¡En tu situación!” “Eso no da dinero”-dijeron algunos.

Jugar me permitió salir del pozo, de ese pozo emocional que te impide creer en ti. Jugar me ha permitido volver a la niñez, al mundo de la imaginación, a ver las cosas con positividad, a vivir el presente…

“En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento.  El conocimiento es limitado. La imaginación circunda el mundo”-Albert Einstein

Cuando comenzó la crisis, empezaron a proliferar este tipo de ‘frases célebres’ y yo cuando las leía, no podía aguantar la rabia porque era una tremenda tontería; la pobreza, la desesperación por la falta de recursos no se soluciona así. ¡La crisis como oportunidad.. ¡Venga ya!

Hoy, a día 18 de diciembre del 2014, he superado la crisis. Sí, sigo teniendo dificultades y lucho para que esto no ocurra pero en estos momentos hago lo que quiero, lo que me gusta y sé que no hay límites; los límites los establezco yo.

Y no, todavía no veo la recuperación económica; ni siquiera los brotes. Esto está muy difícil y yo he elegido el camino del freelancismo, del autónomo, del emprendimiento… y del teatro!

Pero en este camino, de la misma forma que me estoy reencontrando a mí misma, he descubierto el mundo de la colaboración, del apoyo profesional, del ‘no estás sola’. He descubierto el universo del coworking, aquí entre Elda y Petrer.

Colaborar y trabajar en PBC Coworking ha supuesto una ventana abierta de par en par. El freelance está muy solo y ellos me ayudan a sentirme acompañada y saber que me ayudarán si tengo alguna duda profesional o personal.

Pero sobre todo, esa ventana abierta me permite ver el horizonte, ver que hay mundo ahí fuera y yo puedo estar en él.

La positividad que se respira en un centro de coworking llega a los pulmones y al cerebro y, así, lo que hace un tiempo pensabas que no podrías llevarlo a cabo; ahora crees firmemente que sí es posible.

Es así como me dedico a escribir y comunicar en redes sociales-mi madre ya ha perdido la esperanza de que estudie o me dedique a algo normal-y participo en algunos proyectos teatrales y, la verdad, las cosas me salen bien cuando tengo la sensación de que estoy jugando.

Monopatins, versión de la obra de teatro del escritor valenciano Manuel Molinspara para centros de secundaria y bachillerato.

Obra de teatro en valenciano con dos personajes, profesora y alumno, que de una forma sencilla y emotiva, muestra cómo se puede salir del círculo de la violencia de género y el bullying.

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Arena en Danza

Comedia con aires de Bollywood dirigida por Javier Monzó y Ana Soro que estrenamos el próximo 3 de enero, destinando parte de la taquilla a Cruz Roja.

No diré más de este espectáculo porque tendréis que venir a verlo… 😉

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Quasi a Modo

Cortometraje que se estrena hoy en el certamen ‘Cortos de Aquí’ en el Teatro Castelar de Elda.

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Mi papel es muy pequeño pero me encantó formar parte de esta historia que sucede en un pueblo, el pueblo de mi madre, mi pueblo… porque en este proceso de depuración y reencuentro, es importante saber de dónde vienes, aceptarlo y hacerele hueco en tu corazón. Solo así, sabré adónde voy.

No es recomendable abusar de las citas pero hoy me lo permitiré: “Nunca pienso en el futuro. Llega demasiado pronto”

Si algo me ha enseñado la crisis es que el futuro se construye desde el presente y esto mismo intento hacer todos los días… jugando, claro!

Gracias a Diego Tomás y PBC Coworking por darme acceso a su espacio y muchas gracias a todos los que me permiten jugar todos los días.